Balance de 2017

Un año más, ¡toca balance! Y, con lo que me gustan a mí estas cosas, tengo que admitir que escribirlo es un momentazo al que dedico un buen ratito. Podría decir, a grandes rasgos, que 2017 ha sido el mejor año que he vivido desde hace mucho tiempo. Si bien otros había facetas muy positivas, algunas hacían que la balanza tirara para abajo. Este año, sin embargo, prácticamente todo ha sido positivo y, lo que no, me ha enseñado/me está enseñando (que el año aún no ha acabado…).
TRABAJO:
Pese a que en abril perdí a mi principal cliente y vi tambalearse mi estabilidad económica, gracias a que nunca dejé de buscar y moverme acabé prácticamente empalmando el anterior con el nuevo sin apenas pausa. Un trabajo que, además, cogí con muchas ganas porque era de traducción (en vez de lexicografía, de la que procedía el 80 % de mis ingresos) y encima de lo que más me gusta: turismo/marketing/localización.
Por otra parte, en un momento dado me dio por buscar trabajo en plantilla en Irlanda y, en cuestión de una semana, pasé un proceso de selección que a punto estuvo de llevarme allí, si no fuera porque en el último momento decidí replantearme si quería sacrificar mi libertad actual por un puesto fijo otra vez. Este proceso, breve pero intenso, me hizo comprobar que era posible y, en cierto modo, necesitaba esa “validación” externa profesional. Para colmo, aquellas pruebas me sirvieron para que después me hayan contratado como freelance. Cómo es la vida, ¿eh?
VIDA PERSONAL:
En 2017 me he recuperado de la operación de hernia discal del año pasado y he vuelto a sentir el placer de cansarse físicamente de caminar, volver a hacer ejercicio y tener otra cosa en la cabeza que no fuera el dolor. Solo por esta sensación, el año ya habría merecido la pena.
Por otro lado, en el ámbito personal, he tenido la oportunidad de forjar amistad y compartir espacio de trabajo con una traductora a la que admiro profundamente y a quien, aunque no me llevo en la maleta, me llevo en el corazón. Se trata de Liamar López y también es la vicepresidenta de la recién aprobada ASOE, la Asociación de Personas con Ostomía de España). Pronto la entrevistaré para que la conozcáis mejor.
OBJETIVOS:
Por primera vez en mi vida,he cumplido todos los objetivos que me había propuesto, quizá porque empecé el año con muchas ganas de “comerme el mundo” gracias a la recuperación de la operación.

“Seguro dental… Merche necesita un aparato”
Entre esos objetivos estaban quitarme la pereza y por fin ponerme ortodoncia y sacarme el carné de conducir…¡a la primera! (aunque lo que quería era aprobarlo en general, era un reto personal conseguir hacerlo al primer intento). La sensación devolver a aprender, de ver mi propia evolución en algo que desconocía por completo, como era ponerme al volante, y en llegar a aprobar un examen con un nivel de exigencia muy alto ha sido un sueño hecho realidad.
También he cumplido el objetivo de intentar trabajar fuera de casa y le he dado la oportunidad a tres coworkings a lo largo de este año, si bien cada uno ha carecido de algo importante y eso ha hecho que no me haya sentido del todo a gusto en ninguno de ellos. Parece increíble, pero tener sillas cómodas, mesas amplias, iluminación natural, iniciativas “co” (y no solo “working”) y calefacción me ha resultado una misión casi imposible, incluso dispuesta a desembolsar una suma considerable de dinero al mes. A ver qué tal por Europa…
PLANES:
Este año también he sentido la necesidad de encontrar una nueva pasión, ese “algo” que faltaba en mi vida y que no sabía qué era. Quería volver a tener muchas ganas de hacer algo, tener un sueño, un plan, una idea. La respuesta vino sola: **Viajar.** El momento de la revelación llegó hace apenas dos meses, cuando decidí que en enero me marcharía de Madrid para viajar por ahí con el ordenador bajo el brazo aprovechando la libertad de ser autónoma. Además, me he abiertoun blog nuevo, Punto y Oporto, para contar mis aventuras en el camino, con lo que estoy aún más ilusionada porque significa que este proyecto ha tomado una forma concreta.
Mentiría si no dijera que no sé si este plan de vida nómada va conmigo o si, por el contrario, sentiré ganas de retomar una estabilidad y las calles de Madrid más pronto que tarde, pero, para saber si me llena, tengo que probarlo. Estoy ilusionada, entusiasmada y, por qué no decirlo, también acojonaíta. No por viajar sola, que eso lo llevo haciendo muchos años, sino por enfrentarme a la soledad de pleno, justo ahora que disfrutaba de la estabilidad después de casi cinco años por Madrid.
BLOG:
Este año he recibido más consultas de estudiantes por correo que otros años y tengo que admitir queme hace ilusión que cuenten conmigo para ayudarles. Además, me han hecho una entrevista en Don de Lenguas (se emitirá el próximo 20 de diciembre, ya lo publicaré), el programa de radio de la facultad de Traducción de Salamanca que durante un curso llevé junto con mi compañera Ana (de la que hablaba antes) y donde éramos nosotras las entrevistadoras allá por 2012.
En definitiva, este año ha estado lleno de logros personales y profesionales. Los aspectos menos positivos, por suerte, han sido mínimos y gracias a mi evolución personal he logrado/estoy logrando aprender de ellos.
Y aquí termina el balance de 2017. En Nochebuena, como todos los años, me llegará el correo que me escribí a la “yo del futuro” el 24 de diciembre de 2016 con la página Futureme.org. ¡Qué ganas de leerla! No puedo esperar a saber cómo será el balance del año que viene… ¿en cuántas ciudades habré vivido? ¿Cómo habrá salido mi plan de dejar Madrid para convertirme en nómada? ¿A cuántas personas maravillosas habré conocido y habrán aportado nada más que cosas positivas a mi vida?